Compromiso

Yo Marcela Sabat Fernandez me comprometo con la propuesta ciudadana:

Empleabilidad de las Personas Mayores

A incluirla en mi programa y cumplirla antes de 4 años.

Entiendo que esta propuesta ciudadana surge como respuesta a la siguiente problemática:

La posibilidad de seguir trabajando significa para las personas mayores mantener su vínculo con la sociedad de manera activa, los impulsa a mantenerse actualizados para seguir interactuando y les permite visibilizarse de manera más digna como personas independientes y económicamente activas.
El papel del trabajo en la vida de las personas es esencial, ya que entrega compensaciones materiales, psicológicas y sociales. Muchas personas necesitan de su trabajo para satisfacer sus necesidades básicas, no obstante, también para realizarse como personas, sentirse útiles, mejorar su autoestima y tener un lugar en la sociedad (Palací, Moriano, 2003).

Además, entiendo que el problema estará solucionado cuando:

1. Horario flexible y reducido:
A medida que las personas avanzan en edad, manifiestan menor disposición a trabajar más horas. Los datos NENE-INE 2014, señalan que el 29,1% de las mujeres de 60 y más años están dispuestas a trabajar más horas al igual que un 22,8% de los hombres de este tramo etario.
Estas cifras dan cuenta de la necesidad de introducir horarios diferenciados por edad ya que las personas mayores parecen necesitar un horario flexible y reducido.

2. Subsidio a la contratación:
Chile consta de programas de subsidio a la contratación de grupos vulnerables, entre ellos para la contratación de mujeres y jóvenes, pero no comprende un programa para las personas mayores. De hecho, uno de los requisitos para los programas de subsidios a la contratación es el tope de edad es hasta los 60 o 65 años de edad, por lo tanto el tramo etario mayor queda excluido de estos estímulos a la inserción laboral. Es esencial incluirlos en la oferta programática de subsidios por parte del Ministerio del Trabajo.

3. Bolsa de empleo:
El Gobierno de Chile ofrece el servicio de Bolsa Nacional de Empleo, o BNE, sistema informático público que presta el servicio gratuito de intermediación laboral y de certificación de la búsqueda efectiva de empleo para acceder al Fondo de Cesantía Solidario. Su regulación está dada por la Ley N° 19.728 de Seguro de Desempleo. Este servicio no tiene límite de edad, pero tampoco incorpora un segmento especial para personas mayores. Esta parece ser una buena plataforma para el fomento a la contratación y un buen punto de encuentro entre oferta y demanda del mercado laboral de las personas mayores.

4. Teletrabajo:
Dado los cambios físicos que suceden en la vejez, el teletrabajo para las personas mayores también pareciera ser un nicho a explotar, ya que si bien algunas personas sufren deterioros en su salud física, sin embargo mantienen su capacidad cognitiva para seguir desarrollando trabajos desde el hogar. En este sentido, la creación de políticas de trabajo a distancia puede ayudar a la flexibilidad laboral que necesitan las personas mayores.

5. Condiciones de seguridad y salud:
Dado que las personas mayores tienen necesidades específicas respecto al ambiente y características laborales, es de vital importancia establecer la obligatoriedad del mejoramiento continuo de las condiciones de seguridad y salud en los puestos de trabajo, de forma que pueda lograrse la permanencia de los trabajadores mayores de 60 años, alcanzando el equilibrio entre productividad y buenas condiciones de trabajo, con las mayores garantías para su salud.

6. Pensión básica solidaria y trabajo:
Una de las grandes barreras de entrada al mercado laboral afecta a aquellos adultos mayores que reciben la Pensión Básica Solidaria. Hoy si una persona mayor percibe este tipo de pensión (actualmente de $102.897) e ingresa al mercado laboral formal, podría perder el puntaje de focalización exigible para mantener el goce de la pensión, lo que desincentiva la búsqueda de trabajo e incentiva la realización de trabajos informales y de condiciones muy precarias con bajos ingresos.
Actualmente en Chile aproximadamente 400.000 personas mayores son beneficiarias de la Pensión Básica Solidaria de Vejez (PBSV). Si una persona recibe este tipo de pensión no puede optar a complementar sus ingresos con trabajado formal, ya que podría perder su puntaje de focalización exigible para mantener el goce de la pensión (lo que si pueden hacer aquellas personas que reciben una pensión en algún régimen previsional).

7. Sueldo mínimo:
En la actualidad la ley hace diferencia en el sueldo mínimo por grupo etario. Según la ley 20.935, el sueldo mínimo para las personas mayores de 65 años es de $192.230, es decir, un 25% más bajo que el sueldo mínimo del resto de trabajadores mayores de 18 años (cuyo sueldo mínimo es actualmente de $257.500). Por lo tanto, se requiere de una modificación a la ley 20.935, aumentando el salario mínimo de las personas mayores e igualándolo al del resto de los trabajadores mayores de 18 años, especialmente cuando la Convención Interamericana de DDHH de las Personas Mayores exige que las personas mayores sean remuneradas por el mismo salario aplicable a todos los trabajadores frente a iguales tareas y responsabilidades.

8. Formación Y Capacitación:
El organismo público, cuyo objetivo es aumentar la competitividad de las empresas y la empleabilidad de las personas por medio de la aplicación de políticas públicas e instrumentos para el mercado de la capacitación e intermediación laboral, ligados a un proceso de formación permanente, es el Servicio Nacional de Capacitación y Empleo, SENCE. Sin embargo, existe una grave discriminación por edad en casi todos los programas de formación que ofrece el SENCE, pues tienen topes de edad que dejan fuera a las personas mayores de nuestro país:
• Programa Bono Trabajador activo, beneficia a mujeres hasta los 60 y hombres hasta los 65 años de edad.
• Programa Formación para el Trabajo, favorece a personas de hasta 65 años de edad.
• Programa Transferencias al Sector Público, hasta 65 años de edad.
• Programa Certificación de Competencias Laborales, para mujeres de hasta 60 años y hombres hasta 65.

Es vital eliminar los topes de edad para acceder a dichos programas de capacitación, y entregar así a las personas mayores las mismas oportunidades que al resto de la población.
Las capacitaciones que se realicen para este grupo etario deben ser dictadas por relatores competentes que sepan trabajar específicamente con personas mayores, sobre todo en lo que respecta a la nivelación de estudios y el apresto tecnológico, ya que existen grandes brechas en materia de años de escolaridad y en capacitación en materia de herramientas tecnológicas. Es también muy importante tomar en consideración que muchas personas, luego de cumplida la edad de jubilar, desean reinventarse y ejercer una labor distinta a la que han realizado durante toda su vida.

9. Intermediación laboral y oferta de trabajos adecuados:
El ente público encargado de la intermediación laboral son las OMIL (Oficina Municipal de Intermediación Laboral). Las personas mayores perciben este servicio como insuficiente, sosteniendo que sólo ofrecen trabajos básicos. De hecho, asocian a las municipalidades con actividades de índole recreativa y no en torno a la capacitación y al empleo (SENAMA 2013).

10. Formalización del trabajo:
El Servicio Nacional de Capacitación y Empleo (SENCE) realizó el 2012 el Estudio de caracterización y disponibilidad de usuarios y empresas para la inserción laboral de los adultos mayores, llevado a cabo por la Consultora ClioDinámica. Dentro de sus principales hallazgos, destaca la importancia de los sectores del comercio y los servicios, quienes son más proclives a contratar a este grupo etario, no obstante lo hace en empleos de baja calificación o que demanden un menor esfuerzo físico.
Un aspecto importante que resalta esta investigación es la casi nula existencia de un mercado formal específico para personas mayores, lo cual se relaciona, entre otros factores, con el bajo número de capacitaciones que se realizan para este segmento etario con el pretexto de que son mañosos, de trato difícil, poco productivos y con baja adaptación a los cambios. Dado esto, se plantea que las personas mayores siguen trabajando, pero lo hacen desde la informalidad y con condiciones precarias.
Se observa la inexistencia de políticas específicas de inclusión laboral. Se sostiene la necesidad de generar mayor flexibilidad laboral para aumentar la contratación de este segmento. Lo anterior, lleva a que las personas estén con temor de ser despedidas de sus puestos de trabajo, sintiéndose inseguras y vulnerables.

11. Emprendimiento:
Incentivar el emprendimiento a partir de los 50 años de edad, como preparación para continuar con una vida laboral activa después de la jubilación, es muy importante en el contexto de un Chile envejecido. Existen acciones en tal sentido como el Programa Yo Emprendo Adulto Mayor del FOSIS, que intenta desarrollar el emprendimiento de las personas mayores. Sin embargo no existe el apoyo necesario ni la capacitación requerida para impulsar el emprendimiento de este segmento.
Al avanzar la edad van apareciendo costos importantes asociados a la salud y otros, la necesidad económica obliga a complementar los ingresos con medidas alternativas, es por eso que el apoyo al emprendimiento es crucial para la reinvención de quienes son excluidos del mercado laboral formal.

Marcela Sabat Fernandez

Diputada O Diputado por Distrito 10.

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